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AYER, DESPUÉS DE TANTO TIEMPO, VOLVÍ A ESCRIBIR


Busco las palabras y no sé para qué las busco... al fin y al cabo, al encontrarlas, las voy a usar en el orden equivocado. A veces sé tan bien lo que llevo dentro que pierde sentido seguir viviendo, seguir hablando, seguir escribiendo...
Pienso en el hombre; en sus capacidades, en su desprecio. Pienso en las paredes blancas de una habitación descascarada. Pienso en los cuerpos insulsos, llenos de deseos, que se pierden con el sólo hecho de ver tantos vacíos en el aire.
Un reflejo anaranjado atraviesa la ventana, y tiñe la pared con su color... y pienso en esa pared sin esa luz y sin mi mirada... ¡ninguna mirada!
Escucho los silencios minúsculos entre palabra y palabra, que se repiten una y otra vez. Rebotan dentro de esas cabezas que no tienen comprensión alguna más que a razonamientos ególatras sobre la razón divina.
Y sueño... sueño negro y sombras, sueño delirio y deseo, pero sueño. Y al despertar por accidente, la pesadez invade mi alma... ¡cómo cuesta despertar entre tanto conocimiento y tanta ignorancia, tantas cosas vividas que me atan a ser un cadáver en la cama, envuelta en sabanas olorosas de recuerdos muertos y alas deshojadas!
Cuánto cuesta tragar las penas en el desayuno... penas untadas en tostadas, penas que decoloran la leche amarga. Y trago, y como, y bebo, y miro las paredes, el vacío entre mis dedos.
Miro mis labios morderse en la resignación, apretarse con soberbia hasta dañarse en una falsa mueca que pretende trasmitir indiferencia.

Me conozco... duele pero sirve. Ahora sé exactamente todo lo que no quiero ser, todo lo que me molesta y quiero cambiar. Con el pasar de los días conozco por segunda vez lo que me rodea... mi casa, mi familia, mis amigos, y las cosas que pasan casi por inercia. Trato de no juzgarlos, pero comienzo a tener una lectura más profunda. Pienso que ellos también me leen, y temo que todo lo que tengo escrito en mis ojos, en mi piel, en mis labios, no sea exactamente lo que deban leer. ¿Cómo decirles que esas palabras que tanto busco son las que deberían leer en verdad?

Un silencio es la única frase que puede terminar de hilar mi pensamiento en esta hoja... un silencio, dos silencios, tres.